Lo real "maravilloso"

02.02.2022

Había una vez en un reino lejano y cercano, hace muchos muchos años, casi 50, pero también ahora mismo si te lo imaginas, un principito azul. Aunque de niño tenia rizos dorados como en el mejor de los cuentos, pronto se dio cuenta de que, aunque era príncipe, no iba a ser uno convencional. Para empezar no nació en un castillo sino en Meixide d'A Veiga do Bolo, provincia de Ourense, en España, y después de él, ya nadie quiso nacer en aquellas montañas suaves, uno de los mejores lugares del mundo para observar las estrellas. Fue azul no por cosa de realeza sino por sus rarezas, de hábitos y de salud. Aunque amó a muchas princesas, pronto se dio cuenta de que no se iba a casar con ninguna. Fue príncipe porque en algún momento que no recuerda, ya de niño, se coronó a si mismo como tal, más o menos como Napoleón, pero no de territorios y riquezas, sino de flores y de estrellas.

Este príncipe luchó sin sufrir apenas un rasguño con innumerables dragones, grandes y pequeños, todos aterradores, aunque también bastante atípicos: labio leporino y fisura en el paladar, tumores cerebrales, experiencias de abuso sexual, episodios de depresión, intentos de suicidio, contradicciones profesionales y vitales... y aún más, quizá demasiado horripilantes para ser nombrados aquí.  Cuando entró en guerra con uno más, probablemente el más feroz de todos, pronto se dio cuenta de lo siguiente, algo que compuso en una canción de trovador. Y es que al principito, a pesar de sus muchas victorias en el campo de batalla, se le daba mucho mejor cantar y bailar con sus flores y sus estrellas que "guerrear". Sobre todo, es que así se lo pasaba mejor. Dice el poema:

"Cuánta belleza en esta "guerra", que acaso ya no lo sea.

Cómo van a ir a la guerra las flores y las estrellas?

Sin embargo las primeras con su luz espantan sombras.

Y las flores con su aroma nos dominan y gobiernan.

No hay oscuridad cuando hay luz, no hay hedor cuando hay aroma.

Es la rendición sin lucha en ésta, la mejor guerra.

La del amor, con mis hadas y mis flores,

y mi ejército de estrellas."

Este príncipe y su reino "maravilloso" existen si tú quieres en la historia interminable de la vida. Lo mismo que Bastian y Atreyu, tú eres parte de este cuento si deseas serlo. Y este emperador infantil en verdad necesita que sueñes el próximo capítulo que a él le gustaría escribir. Y es que lo que ha ocurrido últimamente es que no uno sino dos grandes dragones le acechan. El primero, aquel que llaman Cáncer de Colon, y el segundo, una dragona de nombre Quimioterapia que los magos y brujas del reino, consejeros del principito, invocaron para deshacerse del primero. ¡Pero imagínate cómo se pone todo en una lucha de dragones! Y es que si quieres llevarte bien con un dragón, como se desprenden de las crónicas del hobbit Bilbo Baggins, lo mejor es no despertarlos... a menos que puedas domesticarlos.

Los dragones están despiertos y no se pueden domesticar, dicen los magos y brujas del reino. Uno ha de matar al otro y después el que quede quizá se eche a dormir... nadie sabe por cuánto tiempo. Pero el cuento que desea este príncipe es uno sin guerras. ¿Podría un ejército de estrellas hipnotizar y domesticar a las magníficas bestias... con su baile, su música y su belleza? Esto es precisamente lo que el principito propone, organizar una fiesta, la más grande que nadie haya podido imaginar, aún más que la de la Cenicienta. "Una locura", dicen los más sabios del lugar. "Una testarudez", comentan quienes le conocen bien. "Al menos lo pasaremos bien", sugieren los más pragmáticos. "Yo no lo veo", dicen muchos más.

Invitaciones para todas, todos y todes ya están llegando a muchos rincones del mundo. Es "la fiesta de la vida". Una fiesta para hadas, flores y estrellas... magos y brujas... locos y cuerdos... y hasta para dragones, pero solo dormidos o domesticados. Una fiesta que convierta creer en crear, crear con esta realidad que nos toca la realidad maravillosa que entre todos queramos soñar. Será el 29 de octubre en Miami, en el Fairchild Botanical Tropical Garden, un lugar mágico pero también real.

Ésta es la invitación y el principito soy yo. ¿Te apuntas a la fiesta?

Foto: Ibiza (España), cortesía de mi hermana Francisca Fernández Carriba