Incontinencia
Hoy ha sido todo un desafío... Tuve una conversación con el cuñado de mi cuñada (¿habrá una mejor manera de decir esto?), que tuvo hace años el mismo tipo de cáncer, la misma cirugía, la misma bolsa e ileostomía. Tuvo también una segunda operación reparadora que yo estoy aguardando en estos momentos. Lo que me contó sobre lo que ocurre después de esta segunda operación era más o menos lo que esperaba, pero no lo que quería oír. Me confirmó que la incontinencia era un desafío tremendo en los primeros días después de la cirugía, que se convierte en un gran desafío después durante un año más y o menos, y finalmente simplemente en un desafío para el resto de tu vida.
Aquí me encuentro de nuevo, compartiendo en tiempo real contigo, lectora o lector, esta práctica que es la vida misma. Sé que la solución a esta desesperación repentina que estoy sintiendo está dentro de mí mismo, y agradezco inmensamente en este momento todo cuanto sé de mindfulness y compasión. Escribo...
Practico mindfulness y compasión y soy incontinente.
Soy un instructor de meditación pero incontinente.
Soy un psicólogo pero incontinente.
Me encanta cantar karaoke y soy incontinente.
Soy la reina del baile en la pista y soy incontinente.
Soy un hombre gay, e incontinente.
Con incontinencia, toco la guitarra.
Viajo de aquí para allá. Soy incontinente.
Aunque incontinente, no tengo ninguna intención de dejar de viajar de aquí para allá.
Quiero con todo mi corazón a un montón de gente. Incontinente.
El menor en una familia de 8 hermanos e incontinente.
Me gustaría no ser incontinente pero soy incontinente.
Pierdo los estribos y soy incontinente.
Medito y soy incontinente.
Tengo elevados ideales y soy incontinente.
A veces me siento pequeñito y soy incontinente.
A veces me siento en la cima del mundo; incontinente aquí, incontinente allá.
Quiero tan solo pasarlo bien y soy incontinente.
Deseo paz, un viaje tranquilo, pero soy incontinente.
Deseo...
Deseo volver a casa.
El resto, todo lo demás, es pura incontinencia.
Pero, espera un minuto; ¿podría terminar con esta incontinencia antes de convertirme en el hombre fuerte que sé que puedo ser?
¿Podría salpicar un poco y simplemente sacar a gritos lo que tengo dentro?
La foto es cortesía de Beatriz Prieto, de mi aldea natal, Meixide, en Galicia (en el Noroeste de España)